Por lo tanto, me atrevo a decir que todos nosotros hemos disfrutado alguna vez viendo una película. Sin embargo, seguramente no tantos se han parado a reflexionar sobre el cine, su valor y lo que realmente nos aporta. Desde aquí os recomiendo que no solo disfrutéis el cine, sino que también aprendáis de él.
Yo, que estudio Comunicación Audiovisual, estoy aprendiendo cosas realmente importantes sobre la vida. Y quiero compartir estas dos con vosotros:
- El silencio es importante y necesario.
Si una peli tiene todo el rato música de fondo, es muy posible que ni te des cuenta de ello. Sin embargo, si hay un silencio repentino lo valoramos, lo sentimos, y cuando vuelve el sonido lo apreciamos. Esto sucede en películas como Lo imposible o Interestellar.
Extrapolemos esto a la vida: el silencio es necesario para valorar su ausencia. Y, además, un silencio en el momento preciso puede expresar y transmitir mucho más que los sonidos o las palabras. - Nuestro posicionamiento frente a una historia depende de quién nos la cuente.
Como espectadores, tendemos a empatizar con el protagonista de la peli a pesar de que en la vida real estemos totalmente en contra de sus actos.
Os pongo de ejemplo a Hanibal Lecter: en El silencio de los corderos, la protagonista es Clarice, por lo que empatizamos con ella y entendemos el miedo que siente al estar en contacto con Hannibal. Sin embargo, en Hannibal y Hannibal Rising el protagonista sí que es Hannibal Lecter y al percibir la historia desde su punto de vista y además contarnos sus orígenes, llegamos a sentir comprensión e incluso simpatía por él, a pesar de ser un caníbal.
Sí, esta situación es extrema, pero es para que entendáis que lo mismo pasa en la vida, donde en muchas ocasiones no lo podemos evitar, pero al menos debemos ser conscientes de ello.